Mundo de Caramelo

Yo le solía tener miedo a la oscuridad.

y a los fantasmas

y a los zombis

y al mostro de debajo de la cama

y a la muerte

Cuando me asaltaban todos mis miedos juntos y en una sola noche (lo cual era muy frecuente) me levantaba en plena madrugada gritando fuerte: papaaaaaá acompañameeeeeeeee!!.

Y papá venía somñoliento, cruzando la casa de extremo a extremo para llegar a mi cuarto, echándose en mi cama que de infinitamente grande se convertía en reducidamente pequeña cuando él se dormía a mi lado. Pero yo feliz.


Porque en ese momento ni los fantasmas, ni los zombis, ni el mostro de debajo de la cama, ni mucho menos la muerte me podían asustar, porque estabas a mi lado.

Y cuando hacía el ademán de irse (cuando pensaba que estaba dormida) yo al toque me levantaba y le decía "todavía no te vayas". Sí pues mamá, te lo robaba y con franco descaro no me importaba volverlo a llamar a la noche siguiente, en la que volvía a venir porque sino yo lo iba a buscar.


Así pase mis noches de niña, pero aún recuerdo las noches de varios años antes, cuando todavía no iba al colegio, cuando era lo suficientemente pequeña para que mi padre me cargara en brazos y me cantara la canción del globo rojo.


Esa que tanta me gustaba y que tanta pena me daba


Esa con la que me arrullabas y tan efectiva era que después de unas cuantas vueltas alrededor de la cama ya me iba quedando dormida


Dormida en brazos pero despierta cuando ya intuía que me iban a llevar a mi cama.

Entonces así, toda despeinada y más en el reino de los sueños que en tierra firme, me subias a tus hombros y me llevabas a mi cuarto.

Y mientras tu planeabas por los aires yo estiraba mis deditos que rozaban el techo, perdón, el cielo... el cielo de tu mundo, papá.

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